miércoles, 29 de abril de 2015

Hongos Portobello rellenos

Ingredientes:
Hongos Portobello - 5 pzas.
Pimiento Rojo - 1 pza.
Pimiento Verde - 1 pza.
Cebolla - 1/2 pza.
Ajo - 1 diente
Flor de calabaza - 150 gr.
Queso Manchego - 250 gr.
Pimienta - Cantidad suficiente
Sal - Cantidad suficiente
Aceite - Cantidad suficiente
Instrucciones:
1. Limpiar los hongos portobello y cortar los tallos.
2. Picar muy finamente el pimiento rojo, verde, el ajo y la cebolla.
3. Limpiar la flor de calabaza retirando el tallo y el pistilo, rebanar en tiras finas.
4. Saltear el ajo y la cebolla hasta caramelizar y añadir los pimientos.
5. Condimentar con sal y dejar cocinar por alrededor de 8 minutos a fuego medio hasta que los pimientos estén suaves.
6. Añadir la flor de calabaza y dejar que se suavice.
7. Barnizar los hongos con un poco de aceite y condimentar con sal y pimienta.
8. Agregar el relleno y el queso rallado.
9. Colocar los hongos sobre la plancha o sartén y dejar cocinar hasta que se suavicen, el queso se funda.
Recomendaciones de la cocina:
Agregar más ingrediente puede ser una buena idea para variar esta receta, el calabacín o el tomate son perfectos.
Si te gusta un sabor más intenso puedes añadir algún tipo de salsa como el pesto que combina perfecto.
Si buscas una receta vegana puedes suprimir el queso o sustituir por un poco de tofu.

viernes, 24 de abril de 2015

Alimentación saludable

Antiguamente en Egipto, la base de la alimentación era el pan, existiendo una notable diferencia entre el elaborado con harina de trigo para la clase pudiente, y el amasado con harina de centeno para los menos favorecidos. En el tiempo actual, existe una gran variedad de panes.
En España, la disminución de su consumo fue notable en los últimos años, habiendo sido alimento fundamental para los españoles durante siglos. Este descenso fue ocasionado por la diversidad actual de alimentos y por la creencia de que el pan es un alimento que provoca aumento de peso.
¿Por qué llamarla creencia?
Por dos motivos: 1. Algunas personas no tienen acceso a investigaciones científicas 2. Otras, creen en lo que le dicen y en lo que escuchan. Por eso, muchas aceptan que ciertos alimentos puedan causarles daño o beneficio, viviendo en constante tensión sobre lo que deben o no deben comer.
Quizás no conozcan esta cita: “Que tu alimento sea tu única medicina”, de la Antigua Grecia, atribuida a Hipócrates, considerado el padre de la medicina. Aquí la alimentación se relaciona directamente a la salud. Parte de la teoría de Hipócrates estaba basada en el poder curativo de la naturaleza y en que el mantenimiento de la salud dependía exclusivamente de la dieta. Tradicionalmente, persiste la idea que una alimentación sana y equilibrada favorece la longevidad y que el ejercicio produce una mayor sensación de bienestar general.
Gustos, costumbres, estilos de vida, así como la disposición mental y otros condicionantes hacen que cada persona reaccione de forma diferente a determinados alimentos y pautas de nutrición. Pero aún siguiendo dietas y pautas adecuadas, a veces no se ven resultados.
¿Has pensado en la influencia que tiene el pensamiento en la alimentación? ¿En qué piensas mientras comes?
Cuando se ingieren pensamientos positivos, de amor, ternura, fe o esperanza, esto resulta beneficioso para la salud, pues nutrirse de amor lleva a uno a sentir paz y serenidad.
Durante muchos años viví atada a la creencia que el chocolate era perjudicial para la salud y cada vez que lo comía pensaba que me produciría daño al hígado. Me sentí ligada a este mito por varios años. Cuando reconocí que era sólo mi temor asociado a esa creencia popular, pude vislumbrar una solución espiritual: rechacé que algún alimento tuviera poder para desarmonizar mi organismo; mantuve en mi conciencia que mi identidad es espiritual y que soy una idea de la Mente. De esta forma comencé a sentirme liberada, el temor al chocolate desapareció y pude disfrutarlo con naturalidad.
El temor es un factor que influye negativamente en la salud y resulta siempre en contra de un buen pensamiento. Esto me recuerda la visión espiritual de Mary Baker Eddy, pionera de un sistema de curación espiritual en el siglo XIX, al expresar en su libro Rudimentos de la Ciencia Divina, que debiéramos dejar de preocuparnos por la química de los alimentos porque es el poder divino el que cura. Esto me llevó a no estar pendiente de la composición de cada alimento, y a depositar más la confianza en el cuidado del Amor para mi salud y bienestar.
Al elevarse espiritualmente, el cambio se efectúa en la propia consciencia. Ese método espiritual se denomina curación. Tener esa comprensión resulta de gran practicidad para todo aquel que desea que su alimento sea saludable.
¿Pero, puede el alimento estar ligado a una emoción?
A partir del momento en que se consuela o felicita a un niño dándole una galleta o una golosina, la comida es vista por él como una expresión de amor, cariño o recompensa.
La alimentación en exceso o en falta, está íntimamente ligada a las emociones. El vacío afectivo, abandono, culpa, miedo, angustia o tristeza son algunos de los sentimientos que pueden influenciar negativamente en la alimentación y uno recurre a la comida como un mecanismo de compensación o de total rechazo.
Pero cuando nos sentimos bien con nosotros mismos, cuando nuestros nutrientes están compuestos de alegría, bondad y perdón, el alimento afectivo equilibra al alimento físico y se purifican nuestros hábitos.
Si cada uno re-aprende a comer, basándose en su propia sabiduría interior, puede alcanzar un mayor nivel de satisfacción. Estos nutrientes naturales enriquecen nuestro interior y si los utilizas podrás liberarte de falsas nociones sobre el alimento, de la misma manera que ocurrió conmigo.
¡Alimentarse saludablemente es una posibilidad presente para todos!
María Damiani.

Magdalenas de Pera y Jengibre


Ingredientes
80 gr. Mantequilla
1 tza. Harina
1 cdta. Fécula de maíz
1/2 cda. Polvo para hornear
1/3 tza. Leche
2 pzas. Huevo
1/ tza. Azúcar
1 cda. Jengibre fresco
1 pza. Pera
1/4 cdta. Sal
Preparación
1. Acremar la mantequilla con la cantidad de azúcar hasta que esponje, tenga una consistencia suave y cambie ligeramente de color.
2. Combinar en un recipiente los ingredientes secos: harina, el polvo para hornear y la sal: cernir estos polvos y reservar.
3. Añadir a la mezcla de mantequilla y azúcar el huevo integrando uno por uno.
4. Añadir la mezcla de ingredientes secos, intercalando con la leche, hasta obtener una mezcla lisa y homogénea.
5. Cortar la pera y retirar las semillas y el corazón, rebanar la pera y cortar en cubos o dados pequeños.
6. Añadir a la mezcla de las magdalenas junto con el jengibre fresco picado o triturado finamente.
7. Rellenar los moldes de las magdalenas y espolvorear sobre la mezcla un poco de azúcar.
8. Hornear por alrededor de 20 a 25 minutos en horno precalentado a 170°C, hasta que las magdalenas esponjen y al picar con un palillo este salga limpio.

miércoles, 22 de abril de 2015

Nutrientes esenciales (2ª entrega)


Alimentos ricos en…
Acidos Grasos
W3: peces de agua fría, pescados azules, semillas de chía, las semillas de calaza o sésamo, soja y algas marinas.
W6: aceites vegetales en general, aceite de girasol, nueces, aguacate, borraja, onagra…

Vitaminas:
A: alimentos grasos: mantequilla leche entera, alimentos ricos en carotenos (verduras y hortalizas de color naranja)
E: alimentos ricos en grasa, cereales integrales, verduras de hoja verde (col, brócoli, espinaca, tallos verdes, zanahoria), aguacates, espárragos, calabaza, brotes de germinados, yema de huevo, sepia, salmón y atún.
K: especialmente en verduras y leguminosas.
C o ácido ascórbico: escaramujo, brécol, alfalfa, perejil, pimiento, kiwi, limón.
B1 o tiamina: levadura, germen de trigo, piñones, sésamo, cacahuete, legumbre (soja, alubias, garbanzos)
B2 o riboflavina: alimentos de origen animal (pavo, lácteos), levadura, espinaca, col, harina integral, germen de trigo, frutos secos, semillas de soja.
B3 o niacina: cereales integrales, levadura de cerveza, frutos secos, las legumbres y las algas marinas.
B5 o ácido pentotenico: se puede encontrar en fuentes animales (huevos o salmón) pero también en origen vegetal (coliflor, brécol, patatas, tomates, apio, arroz integral, copos de avena, nueces, miel, jalea real, germen de trigo, levadura de cerveza)
B6 o piridoxina: cereales integrales, germen de trigo, legumbre, salvado de trigo, levadura de cerveza, frutos secos, aguacate, melón, plátano…
B8 o biotina: proteína animal (yema de huevo, leche y sus derivados, carne y vísceras, pescado) levadura de cerveza, patata, cereales integrales, soja, hongos, fresas, aguacate, plátano, cacahuete, nueces, almendras…
B12 o cobalamina: proteína animal en general y en algunos alimentos vegetales como: levadura de cerveza, alga espirulina, miso, tempeh…

Minerales:
Macroelementos
Calcio: algas en general, semilla de sésamo, queso manchego, algarroba, sardinas y anchoas.
Fósforo: queso, semillas, frutos secos (nueces de Brasil, anacardos, almendras), pescado, marisco y carne.
Magnesio: semillas de calabaza, frutos secos (nueces de Brasil, anacardos, almendras), cereales integrales, verduras de hojas verdes.
Azufre: alimentos proteicos, crucíferas, ajo y cebolla.
Sodio: sal común (40%), aceitunas, queso, salsas.
Potasio: legumbres, cacao, frutos secos, semillas espinacas, patata, aguacate, plátano.
Cloro: sal común (60%), pescado y mariscos. Leche, carne y huevos.

Microelementos
Hierro: algas, semillas de sésamo, germen de trigo, melocotón seco, ostra, tofu, avena, sardina, lentejas.
Zinc: ostras, semillas de calabaza y semillas de sésamo.
Cobre: mariscos, frutos secos, legumbre, algas, germen de trigo.
Yodo: pescado, marisco, sobretodo en algas marinas.
Fluor: pescado, marisco y te
Cromo: levadura de cerveza y melazas
Cobalto: frutas, verduras y cereales
Manganeso: frutos secos, cereales integrales y legumbres.
Selenio: nueces de Brasil, levadura de cerveza, germen de trigo y legumbres.
Silicio: cerveza, cola de caballo, ortigas y bambú.
Molibdeno: leche, pan, cereales y judías.

Aminoácidos:
La mayoría de los aminoácidos se encuentran en todos los alimentos de origen  animal, como la carne, el huevo, el pescado, los productos lácteos. Y en fuente vegetal: en las legumbres, los frutos secos, cereales integrales y algunas frutas.

Consejos para un buen aporte de nutrientes esenciales
No tomar alimentos que puedan acidificar el medio (azúcar, exceso de carne…).
Evitar alimentos ricos en oxalatos como las espinacas, acelgas, remolacha, frutos secos…
Cuidar los riñones ya que son encargados de algunas reabsorciones.
Si toma algún complemento mineral, vigilar que no provoque deficiencias de otros minerales.
Si toma diuréticos, siempre bajo consejo del médico.
No abusar de alimentos muy ricos en potasio (frutas tropicales) que pueden dificultar la digestión del magnesio.

¿En que casos es necesario suplementar?
Muchas vitaminas se verán aumentadas en caso de embarazo, vejez y enfermedad.
Vitamina B12: es importante suplementar en caso de ser vegano (que no toma ni lácteos, ni huevo).
La vitamina D se sintetiza sola, pero en las épocas de invierno, a veces es necesario suplementar, consulte siempre un profesional de la salud.

Agua de maracuyá


Ingredientes
Azúcar o el edulcorante de tu preferencia, al gusto
5 maracuyás
Agua
Hielos
Preparación
1. Parte por la mitad los frutos, extrae la pulpa y agrégala al vaso de tu licuadora.
2. Agrega el agua, en una proporción de 3:1 con respecto a la pulpa.
3. Añade el azúcar o el edulcorante y licua.
4. Una vez licuado hay que colar el líquido, para separar las semillas.
5. Prueba el sabor para quedar satisfecho con su dulzura o contenido de pulpa, sino es así, agrega un poco más de azúcar o edulcorante y si es pulpa lo que necesita, licua un poco más de fruta con el líquido que ya generaste.
6. Los hielos los puedes agregar al servir el agua de maracuyá o agrega menos agua e incorpóralos en el paso (2) del licuado.

EL MARACUYA Y SU IMPORTANCIA


La cáscara del fruto, semillas y pulpa contienen fibra lo que ayuda a prevenir el estreñimiento, otra cualidad es su bajo contenido de sodio y superior en potasio haciéndola adecuada para pacientes hipertensos, o personas que toman diuréticos que promueven la pérdida de este mineral. El potasio es necesario para la generación e impulso nervioso y contracción muscular.
Aquellos que buscan fuentes de vitamina A para mejorar la visión deben considerar ingerir maracuyá por su contenido de retinol, la vitamina A tiene capacidad antioxidante, también mantiene en buen estado la piel, el cabello, las mucosas, los huesos y el sistema inmunológico.
Por otro lado recordemos que la vitamina C forma colágeno una proteína cuya principal función es brindar la estructura en la que toman forma los órganos y tejidos, además de la elasticidad e hidratación. Participa en la formación de huesos, dientes, glóbulos rojos y favorece la absorción de hierro, mineral que se encuentra también en cantidades significativas en este fruto.




El maracuyá es un fruto de origen Sudamericano, su nombre común puede tener muchas variantes, inclusive en mi país de origen he escuchado darle más de uno dentro de la misma región geográfica (maracuyá, fruto de la pasión, granada china, etc.), sin embargo su nombre latino podrá identificarla en cualquier lugar que te encuentres, Passiflora edulis, ésta interesante planta fue bautizada así por los primeros jesuitas que la encontraron, ya que la flor les recordó diversos elementos que componen la pasión de Cristo, espero tengas la oportunidad de ver su interesante estructura floral aunque sea en alguna fotografía. Por el momento es del fruto que brota de ésta flor del que nos ocuparemos, pues puede ser un divertido y nutritivo accesorio para tu cocina.
El maracuyá, externamente, recuerda un poco a una pequeña mandarina, sin embargo su interior es muy diferente pues son racimos de semillas cubiertos por una pulpa algo viscosa de color obscuro, semejante a una granada, tal vez de ahí que en algunos lados lo llamen granadilla. Es el interior el que se consume normalmente, y en sí ésta fruta es reconocida por su contenido de vitamina C que llega a ser hasta de 30 mg por cada 100 gr de fruta consumida, hay que recordar que la vitamina C es un buen antioxidante y una de las vitaminas más importantes para combatir los resfriados estacionales, también aporta vitamina A que ayuda a mantener nuestra piel. El maracuyá además provee algunos micronutrientes de importancia como lo son el hierro, cobre, magnesio y fósforo. Fresca es deliciosa, procura consumirla madura, ya que cuando el fruto es joven posee una ligera toxina que causa somnolencia, como muchos otros frutos en la naturaleza.

jueves, 16 de abril de 2015

¿Qué son los nutrientes esenciales? (1º entrega)


Son muchos los nutrientes que nuestro cuerpo necesita para funcionar correctamente. Hay una serie de nutrientes esenciales para ese correcto funcionamiento que nuestro organismo no puede sintetizar por lo que es necesario que se los suministremos a través de la dieta ya que son extremadamente necesarios.
Entre estos nutrientes esenciales distinguimos: los aminoácidos, los ácidos grasos, vitaminas y minerales.
Cantidades recomendadas
Para una salud optima en la relación W3-W6 seria ideal llevar ¾ de W3 y ¼ de W6. Importante que si se suplementa, tomar con vitamina E.
Si tenemos una dieta equilibrada, no es habitual tener una deficiencia de estos nutrientes esenciales, pero en ciertas ocasiones, como en culturismo o ejercicio anaeróbico será necesario suplementar.
Ácidos grasos:
W3: es uno de los nutrientes esenciales que podemos adquirir consumiendo pescado azul, como: salmón, sardina, trucha… o bien en fuentes vegetales como: las semillas de calabaza o sésamo, soja y algas marinas
W6: Se encuentra principalmente en semillas (girasol, nueces, aguacate, borraja, onagra…)
Aminoácidos
Se encuentran todos los aminoácidos en alimentos de origen animal: carne roja, blanca, huevos, pescado.
No todos los aminoácidos son esenciales, los esenciales son: leucina, isoleucina, valina, triptófano, fenilalanina, metionina, treonina, lisina y histidina.
Vitaminas
Liposolubles:
Vitamina A: hombres: 900 ug y mujeres 700 ug.
Vitamina E: 15 mg por día.
Vitamina K: hombres: 120 ug y mujeres 90 ug.
Vitamina D: tanto hombres como mujeres: 5 ug.
Hidrosolubles:
Vitamina C: se necesita unos 45 a 60 mg.
Vitaminas del grupo B (B1, B2, B3, B5, B8, B9, B12): si la persona come de manera equilibrada, no tendrá deficiencias. Ya que no se necesitan unas grandes cantidades.
Minerales
Los minerales se clasifican en macroelementos (mas de 100 mg/día) y microelementos (menos de 100 mg/día).
Macroelementos
Calcio: en niños se recomienda 1100 mg/día, y en adultos unos 900-1000mg/día.
Fósforo: 700 mg.
Magnesio: hombres 400mg y mujeres 310 mg.
Azufre: dependerá de la proteína ingerida.
Sodio: 1,5 g/día.
Potasio: 2,3 g/día.
Cloro: 2,3 g/día.
Microelementos
Hierro: hombre 8 mg y mujeres 18 mg ya que son más susceptibles de padecer de anemias por falta de hierro.
Zinc, Cobre, Yodo, Fluor, Cromo, Cobalto, Manganeso, Selenio, Silicio, Molibdeno, con una alimentación equilibrada no hay déficit de estos minerales.

Magdalenas con Dátiles


Ingredientes
90 gr. Mantequilla
1/2 tza. Datiles
1 cda. Vainilla
1 tza. Harina
1 cda. Fécula de maíz
1 cdta. Ralladura de naranja
1 cdta. Polvo para hornear
1 pza. Huevo
1/3 tza. Azúcar morena
Preparación
1. Fundir la mantequilla en el horno microondas por unos cuantos segundos hasta que se derrita ligeramente.
2. Limpiar los dátiles, retirando el hueso de cada uno, cortar en mitad y dejar suavizar en la vainilla.
3. En un recipiente combinar los ingredientes secos: harina, fécula de maíz y el polvo para hornear.
4. Batir el azúcar morena con el huevo hasta obtener una consistencia espesa y espumosa, debe ser ligera y tener un color amarillo claro.
5. Agregar poco a poco la mezcla de ingredientes secos hasta que termines de incorporar batiendo suavemente para evitar que pierda el aire la preparación.
6. Agregar la mantequilla previamente fundida a la preparación, poco a poco para evitar que se baje la mezcla.
7. Añadir la ralladura de naranja para aromatizar.
8. Retirar los dátiles de vainilla y picar finamente.
9. Añadir a la preparación y rellenar los molde para las magdalenas.
10. Hornear a 170°C por 20 minutos aproximadamente o hasta que suban ligeramente y tomen un color dorado.

lunes, 13 de abril de 2015

Receta Pizza sin Gluten de Coliflor y Verduras


Ingredientes:
Para la costra o base:
Coliflor - 1 pza.
Orégano - ½ cdta.
Sal - 1 cdta.
Paprika - 1 cdta.
Ajo - 1 diente
Queso mozzarella semi-descremado - 1/2 tza.
Huevo - 2 pzas.
Pimienta - Cantidad suficiente
Para la pizza:
Salsa de tomate - 1/2 tza.
Queso mozzarella semi-descremado - 1/2 tza.
Champiñones - 1 tza.
Calabacín o calabacita - 1 pza.
Cebolla morada - 1/4 pza.
Maíz amarillo - 1/4 tza.
Pimiento verde - 1/2 pza.
Tomate - 1 pza.
Instrucciones:
1. Cortar la coliflor, comenzando por retirar el corazón es decir la parte inferior para dejar los floretes de coliflor solamente. Separar los floretes lo más pequeño que se pueda, para que sea más fácil procesarlos.
2. Colocar la coliflor en el procesador, yo lo he hecho por partes pues mi procesador es muy pequeño; añade el diente de ajo y procesa la coliflor hasta que esté muy fina y tenga una apariencia como de granos de arroz o sea casi como un puré de papa.
3. Llevar la coliflor procesada a una sartén y cocinar a fuego bajo por unos minutos, hasta que comience a cocinarse; esto ayuda a adelantar la cocción y a permitir que salga la humedad de la coliflor.
4. Dejar enfriar y colocar sobre la manta de cielo o el paño que utilices, recuerda que debe ser suave y poroso para que podamos extraer la mayor cantidad de líquido.
5. Exprimir la coliflor envuelta en el paño hasta que casi no salga agua de ella, trata de dejarla lo más seca posible.
6. Retirar del paño colocar la coliflor en un bowl profundo y añadir el resto de los ingredientes para la costra o base de la pizza. Añadir el queso, las dos piezas de huevo, la sal, orégano, la paprika y la pimienta.
7. Mezclar hasta incorporar todos los ingredientes.
8. Engrasar una charola para pizza o colocar papel encerado y enseguida vaciar la coliflor y comenzar a extender y darle forma en la charola para pizza.
9. Hornear por alrededor de 40 minutos a 180°C hasta que la pizza de coliflor esté firme y dorada.
10. Mientras se hornea la base de la pizza, rebana o filetea las verduras: el tomate y el calabacín en rodajas, tiras de pimiento, filetea los champiñones y la cebolla.
11. Retirar del horno y preparar la pizza. Comienza por extender la salsa de tomate, espolvorea el queso mozzarella y por último coloca las verduras de la manera que tú prefieras.
12. Regresa al horno y hornea por aproximadamente 15 minutos a 180°C hasta que se gratine el queso y se cocinen los ingredientes.
(de biomanantial.com)